Ámsterdam: ocho imperdibles

La capital holandesa es mucho más que las vitrinas de su Barrio Rojo y sus famosos coffeeshops. Mercados, museos, paseos en barco y barrios coquetos, son sólo algunas de sus propuestas. En esta nota ocho imperdibles.

La plaza Dam

Esta plaza funciona para muchos como un kilómetro cero desde el cual recorrer la ciudad. Su nombre en holandés significa presa y responde a su función original; una presa en el río Amstel que -construida en el siglo XIII- permitió conectar a los diferentes asentamientos del lugar.

Hoy, la Plaza Dam continúa siendo un punto de encuentro y conexión para locales y turistas que se dan cita en este concurrido sitio. Funciona también como escenario de conmemoraciones, reclamos sociales o festejos como, por ejemplo, el cumpleaños 50 del Rey Guillermo.

Para darse una idea, la Plaza Dam es a Ámsterdam lo que la Plaza Independencia a Mendoza o la Plaza Cataluña a Barcelona, uno de esos lugares por los que hay que pasar, sí o sí.

Aquí se encuentra, además, el Monumento Nacional que rinde homenaje a los caídos en la Segunda Guerra Mundial, la Nieuwe Kerk –Iglesia Nueva- donde se casaron Guillermo y Máxima y el Palacio Real, que nació como ayuntamiento de la ciudad y que, desde 1808, cumple su función de residencia real.

Un tip: Desde el Monumento Nacional parten diariamente los tours gratuitos de New Europe, una opción para conocer los puntos más importantes de la ciudad, en especial si se la visita con poco tiempo.

http://www.neweuropetours.eu/amsterdam/es/home

El barrio de Jordaan

Pintoresco es -sin dudas- una palabra que se queda corta cuando se trata de describir el barrio de Jordaan. Sus prolijos e “instagrameables” canales, sus casas angostas y altas con frentes de ladrillos y carpintería blanca y sus bicicletas, hacen de este barrio uno de los máximos exponentes, cuando de los íconos de la ciudad se trata.

De orígenes obreros, hoy este barrio es una zona elegante, donde cafés y restaurantes coquetos, tiendas exclusivas y galerías de arte, están a la orden del día. Fue aquí donde el pintor Rembrandt pasó –siglos atrás- los últimos años de su vida y donde se ubica también la casa de Anna Frank, hoy convertida en museo.

Los amantes de los mercados pueden aprovechar para visitar el Noordermarkt. Los lunes por la mañana funciona como mercado de pulgas, mientras que los sábados –también por la mañana- se ofrecen productos orgánicos.

Una recomendación: No sólo caminar sus calles sino también navegar por sus canales para obtener otra perspectiva de este barrio y la ciudad que lo alberga. Diferentes compañías ofrecen la posibilidad de realizar paseos a bordo de un barco con opciones desde 16 euros.

https://www.tours-tickets.com/

La casa de Anna Frank

Durante más de dos años, Anna Frank, su familia y otras cuatro personas, se refugiaron de los nazis en esta pequeña buhardilla -ubicada en la calle Prinsengracht al 267- hasta que fueron descubiertos y enviados a distintos campos de concentración. Sólo Otto, el padre de Anna, logró sobrevivir y fue uno de los responsables de dar a conocer el legado de su hija.

Hoy, la Casa de Atrás -como le llama Anna en su diario- alberga un museo dedicado a la adolescente que, con su acertada pluma, dejó testimonio de su vida y de la de sus pares durante este oscuro momento histórico.

"No quiero haber vivido en vano como la mayoría de la gente. Quiero ser útil o llevar alegría a la gente, incluso a las que nunca conocí. Quiero seguir viviendo incluso tras mi muerte" escribió en uno de los pasajes sin saber que serían justamente sus escritos y reflexiones los que la volverían eterna.

La visita es un imprescindible para los lectores de esta célebre obra, así como también para quienes todavía no lo hayan leído, ya que su recorrido no sólo supone una necesaria visión histórica, sino también una formidable alegación contra el racismo.

Un tip: Sacar las entradas por internet y ahorrarse las interminables filas.

http://www.annefrank.org/es/

De abril a octubre abre diariamente de 9 a 22.

Precio: Adultos 9 euros, entrada reducida 4.5 euros.

Vondelpark

Con más de 45 hectáreas, el Vondelpark es no sólo el parque más grande de Ámsterdam, sino también de Holanda. Además, es el escenario ideal para hacer un stop mientras se recorre la ciudad.

El parque presume de un lago, diferentes cafés, un rosedal, un teatro e incontables senderos para transitar en bicicleta, patines o a pie. En resumidas cuentas, planes para todos los gustos.

Si se está en la ciudad un domingo –y el tiempo acompaña- es el día más animado para visitarlo. Los holandeses hacen picnics, improvisan conciertos y disfrutan a pleno de este pulmón verde.

Un tip: Alquilar un bicicleta para conocer el parque.

Museo Van Gogh

Ámsterdam posee una interesante oferta cultural y sus museos no son ninguna excepción. La lista es extensa, por lo cual el viajero debe -indefectiblemente- elegir. En este sentido, visitar el Museo Van Gogh es siempre una decisión acertada.

Dedicado al atormentado artista holandés, la colección permanente cuenta con más de 200 pinturas, aproximadamente 400 dibujos y más de 600 cartas, lo que permite sumergirse en su arte y su vida.

Entre las pinturas más destacadas, se distinguen Los girasoles, Los comedores de papas o Campo de trigo con cuervos, entre otros. Ordenada según las diferentes etapas de la vida del pintor, el recorrido es tan ameno como didáctico.

Un tip: Evitar visitarlo durante los fines de semana porque suele llenarse de gente, así como también hacerlo a última hora, ya que su tamaño hace imposible una visita a las apuradas.

https://www.vangoghmuseum.nl/

Precio: Adultos 17 euros, niños (hasta 17 años) gratis, con visita guiada multimedia 22 euros.
 
Mercados

Los mercados son otro punto fuerte de la capital holandesa. Al ya mencionado Noordermarkt, se suma también el Bloemenmarkt, dedicado a las flores, que con más de un siglo de trayectoria es un clásico entre locales y turistas. No es necesario ser muy observador para darse cuenta que las flores tienen gran protagonismo en la vida de los holandeses.

Desde los famosos tulipanes -cuyos bulbos los turistas pueden llevar como original souvenir de regreso a casa- hasta las orquídeas que decoran muchas de las ventanas. Y, aunque más no sea para curiosear, visitar el Bloemenmarkt vale la pena.

Mientras que el Albert Cuyp, ubicado en el barrio De Pijp, tiene una amplia oferta de artículos: ropa, zapatos, souvenirs y comida son sólo algunos. Este mercado es ideal para probar los sabrosos quesos y  los pescados holandeses –estos últimos los venden preparados y pueden comerse al paso- acompañados, por supuesto, de una cerveza del país.

Una recomendación: Probar los stroopwaffels, una versión neerlandesa de los waffles, que en Albert Cuyp se venden recién hechos y son una absoluta delicia.

Barrio Rojo

Cercano a la Plaza Dam, en la parte antigua de la ciudad, se ubica el distrito más famoso de Ámsterdam: el Barrio Rojo. Aquí no hay quien, en su primera visita a la capital, aunque más no sea por mera curiosidad, no se acerque a sus callejones decorados con luces de neón.

En Ámsterdam, el oficio más antiguo del mundo no sólo es legal, sino que está completamente regulado: cada quien paga sus impuestos como cualquier otro trabajador del país.

Una regla: Está prohibido tomar fotos a las mujeres, excepto que quiera que su cámara termine en el canal más cercano.

Coffeeshops

Mientras que para algunos un coffeeshop es un lugar que nunca visitarían, para otros es la principal razón para conocer Holanda.

En los Países Bajos un coffeeshop no es una cafetería normal para ir a tomar un té con medialunas, sino que se trata de lugares que permiten la venta y el consumo de hachís y marihuana. Se los reconoce por un sticker, al estilo de los de Tripadvisor, que pegan en puertas o ventanas.

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