Ambiente laboral: cuando el aire viciado de la oficina, enferma

Se respiran 14.000 litros de aire en 8 horas. Cóctel nocivo: contaminantes, microorganismos, sequedad, sitios con poca ventilación y mucha gente.

Los ambientes laborales cerrados, particularmente las oficinas o lugares de atención al público, suelen convertirse en verdaderos enemigos de las vías respiratorias y las predisponen a enfermedades. Tal cosa adquiere mayor relevancia en esta época en que llega la estación fría y hay mayor circulación de virus y bacterias.

Quienes tienen jornadas laborales completas, en general pasan más tiempo en ese espacio que en la propia casa. Según la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria se respiran 14.000 litros de aire en 8 horas, lo que dura una jornada laboral promedio.

“Semejante volumen establece una indudable relación entre los factores ambientales del trabajo y la salud de los trabajadores expuestos”, subraya un documento elaborado por médicas miembros de la sección Enfermedades Ocupacionales de la entidad.

Ocurre que en ese espacio compartido no sólo se respira sino que puede haber aglomeración de gente, en un ámbito con muchos contaminantes y que suelen estar mal ventilados. Este último punto es el quid de la cuestión y el que fue señalado por los consultados como la mayor dificultad.

“Las enfermedades laborales que comprometen al sistema respiratorio, y con él tanto la salud general como la calidad de vida, son más comunes de lo que se supone”, menciona el trabajo.

Horacio Cangelosi, especialista en Educación Ambiental, hizo referencia al “síndrome del edificio enfermo”, un espacio en el que confluyen diversos elementos nocivos para las vías respiratorias.

Explicó que esto implica la presencia de tóxicos por materiales sintéticos y hay muchos muebles pegados con formaldehídos que atacan el sistema respiratorio.

Se agregan la sequedad del ambiente debido a la calefacción o el aire acondicionado, además con pobre mantenimiento, lo mismo que ocurre con los filtros de aire con poco recambio. Por otra parte, “la calefacción sobrecarga el aire de iones positivos que son malos para la salud cuando se concentran; esto produce mayor sequedad y proliferan microorganismos”.

Hay emanaciones que fluyen de elementos de aislación y pegamentos. La ventilación no siempre es buena. Es común que existan espacios de trabajo con pocas ventanas o que éstas estén selladas. Pero además con el frío se tiende a mantener cerrado evitando la circulación de aire, por lo que el espacio interior termina viciado. A esto, Cangelosi agregó que es habitual que no ingrese la luz solar, un antiséptico natural.

El doctor Eduardo Palacio, presidente de la Sociedad de Medicina del Trabajo de Mendoza, agregó que en muchos lugares se utilizan estufas convencionales porque son las que más calefaccionan pero secan mucho más el ambiente.

Fundamentalmente dijo que “la que transporta los gérmenes es la gente”. La climatización en los interiores que contrasta con el exterior, los cambios bruscos y la mayor vulnerabilidad termina por enfermar. Para completar el combo, Cangelosi agregó que son muchas las personas que no tienen el aporte de nutrientes necesarios como para mantener en condiciones su sistema inmune.

Tampoco está instalada la conciencia necesaria para que el empleado enfermo se recupere en su casa por lo que acude al trabajo y termina por generarse un contagio en cadena. Según el médico, en ese caso debería haber un jefe responsable que decida que esa persona no asista. Sin embargo, esto ocurre muy poco. se prioriza la productividad.

Subdiagnóstico

Hoy es el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, por eso la asociación de profesionales mencionada recalcó el alto subdiagnóstico de las patologías laborales que existe.

Para graficarlo refirió estadísticas de la Superintendencia del Trabajo: en 2016 se detectó sólo un 2% de enfermedades profesionales. Pero no sólo esto sino que en un claro menosprecio del impacto del entorno de trabajo sobre la salud, la mayoría fueron atribuibles a accidentes de trabajo o in itinere, es decir durante el traslado hacia y desde el ámbito laboral.

“Además, la Salud Pública se ve seriamente afectada por las enfermedades e incapacidades laborales no detectadas como tales, ya que las debe absorber cuando no corresponde”, consideró la asociación.

Los profesionales consultados coincidieron en que no es nada habitual asociar enfermedades respiratorias al ámbito laboral, sino que tiende a considerarse como una cuestión personal. En este sentido, Palacio hizo referencia a la necesidad de realizar “un enfoque sistémico, que poco se hace en el país. Se debe analizar a las personas en su contexto general. Aquí se trata la enfermedad pero no se analiza el contexto”.

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