Alto look

El pingüino de peñacho amarillo llega a la costa de Puerto Deseado junto a un enorme contingente que abandonará la vida marítima para anidar, incubar sus huevos y recibir a sus crías.

El lugar. La pequeña ciudad pesquera, al noroeste de la provincia de Santa Cruz, ve convertirse a sus costas en gigantescas pingüineras con los muy lookeados pingüinos de espaldas negras y pecheras blancas, como si usaran frac y un gran jopo de onda, amarillo. No pueden volar y, en cambio, nadan con la habilidad de los peces.

Allí en las aguas verde turquesa profundo arriban primero a la Reserva Isla Pingüino las hembras, luego los machos y así conforman unas 1.200 parejas, a las que en diciembre se sumarán cerca de 500 juveniles.

La Reserva Isla Pingüino es una de las áreas naturales protegidas por la provincia. Queda a sólo 20 kilómetros del casco urbano y es accesible al turismo a través de una breve navegación. En la reserva conviven casi 3 mil pingüinos de penacho amarillo con 30 mil parientes de la especie Magallanes, que también nidifican y cuidan a sus crías aquí.

Casa propia. Las parejas ya consolidadas localizan el viejo nido y se ocupan de remozarlo. Las parejas nuevas buscan un buen sitio para cavarse uno. Algunos machos, en lugar de utilizar el nido del año anterior -tal vez demasiado alejado de la costa-, se traban en furiosas peleas por conseguir una mejor ubicación.

Macho y hembra emprenden juntos la excavación y se turnan en la ardua tarea. Cavan acostados en el suelo, apoyados sobre uno de los flancos y tapando con el cuerpo la entrada a la cueva. Se valen exclusivamente de la pata que queda libre: con las uñas arañan el suelo y arrojan al aire el material suelto.

Poco a poco ese agujero de base ancha y altura escasa se irá prolongando hacia adentro en un túnel de más de medio metro de profundidad, que constituirá la verdadera cámara de incubación de los huevos.

Cuando el nido esté terminado la pareja se encargará de recorrer la playa en busca de despojos y poco a poco irá acumulando a la entrada huesos, astillas, hierbas secas, plumas, que proporcionarán abrigo y resguardo.

Durante este período previo a la incubación, macho y hembra -que suelen mantenerse unidos a lo largo de toda la vida- prolongan el comportamiento propio del cortejo. Es frecuente verlos unir los picos y agitar los cuerpos de derecha a izquierda, meciéndose rítmicamente sin soltarse.

La nueva familia. La instalación es bulliciosa. Muchas de las hembras llegan ya fecundadas -es posible que el apareamiento haya tenido lugar en alguna isla o costa en la que el grupo se detuvo en su viaje rumbo a la pingüinera-; otras son fecundadas después de llegar.

A fines de setiembre las hembras ponen un huevo de color blanco, apenas teñido de verde azulado, y, cuatro días después, un segundo huevo. Ocasionalmente puede verse un nido con cuatro, pero en esos casos no cabe duda de que se trata de un robo o de una adopción, ya que ninguna hembra pone más de tres.

Un lugar privilegiado. Científicos y viajeros de todo el mundo coinciden en que el avistaje en Puerto Deseado es el de mejor acceso. La fisonomía y los movimientos del Eudyptes chrysocome (su nombre científico), con apenas 45 centímetros de altura y tres kilos y medio de peso, lo hacen por demás atractivo para grandes y chicos.

El pingüino de penacho amarillo se distribuye en tres grandes comunidades: Argentina-Chile, sur de Nueva Zelanda y océano Índico. Distintas especies de aves migratorias forman parte de este arribo de ejemplares a la costa. Buscan en este lugar un refugio para formar colonias y llevar a cabo su ciclo reproductivo, pero también para que los más jóvenes muden sus plumajes.

Esfuerzo y dedicación. La construcción de un nido exige un notable esfuerzo. Muchos, especialmente ventajosos y protegidos, están ubicados a 500 o 600 metros de la orilla, lo que obliga a las aves a recorrer muchas veces al día un largo trayecto en búsqueda de alimento.

Pausados y ceremoniosos fuera del agua, con la solemnidad que les imponen su voluminoso cuerpo y sus patas cortas, los pingüinos patagónicos se desplazan erguidos sobre las puntas de los pies, tocando casi el suelo con la rabadilla, y descansan cada tanto apoyando toda la planta.

Los más apurados, como no pueden volar, se echan de bruces y se deslizan sobre el pecho, o bien recurren desesperadamente a sus cuatro miembros, impulsándose a la vez con los pies y con las alas.

Múltiples actividades para recorrer la costa. Los circuitos incluyen bicicleteadas, itinerarios náuticos (los más recomendados para poder apreciar la escala monumental del paisaje) y combinados de caminata y navegación.

La costa norte de la ría del Deseado es la que presenta la mayor cantidad de atractivos, especialmente por su irregular y dramática topografía. 
Recorridos de trekking de distinta dificultad invitan a adentrarse en la aventura. Cerca de la desembocadura se llega a Roca Leona, una zona que permite visitar distintas cuevas frente al mar, como la del Indio y la de los Leones, y llegar a Punta Cavendish.

Éste es un excelente punto panorámico donde es posible observar la entrada de la ría y al sur, la Isla Pingüino, única reserva de pingüinos de la especie penacho amarillo.

Los paseos

El faro. En el extremo sur de la isla se encuentra el faro, que data de 1903 y ha tenido un alcance lumínico de distinta intensidad en base al tipo de alimentación. En su inicio, se utilizaba querosén y en la actualidad es eléctrico, a base de paneles fotovoltaicos. A su lado, una vieja construcción ahora en desuso fue una factoría de subproductos obtenidos de lobos marinos.

Miradores de Darwin. Llamados así en honor al naturalista, se ubican al fondo de la ría, como una profunda grieta en mitad del llano. Se trata de un conjunto de formaciones rocosas, producto del paso de las aguas por el cañón del río Deseado. Impacta con sus vistas fantásticas, a las que se accede tanto por circuitos terrestres como por navegación. Por tierra, se llega desde la estancia La Aurora -a 70 km de Puerto Deseado- y se pueden recorrer en vehículos 4x4 o a pie.

Reserva de Cabo Blanco. A 88 km al norte de Puerto Deseado, Hasta mediados del siglo XIX revistió importancia económica por sus salinas. Hoy sólo queda un estoico faro como testigo del paso del tiempo. Un cúmulo de morros, islotes y dos caletas separadas por un istmo albergan uno de los mayores apostaderos continentales de lobos marinos de dos pelos.

Datos útiles

Actividades
Darwin Expediciones- Ecoturismo, Naturaleza & Aventura
Kayaks, Mountain Bike y Trekking.

www.darwin-expeditions.com
Los Vikingos- Excursiones de naturaleza
www.losvikingos.com.ar
Cis Tours
www.cistours.com.ar

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