Aceptar lo nuevo y hablar, consejos para enfrentar los cambios en la pareja

¿Uno de los dos se muestra diferente a lo que era? ¿La relación se desequilibró? Lo importante para superar el momento es el diálogo.

Un nuevo trabajo, la pérdida de un familiar, una enfermedad o un accidente: algunos acontecimientos cambian para siempre la vida de las personas. Y seguramente también de quienes las rodean, empezando por su pareja.

Cuando uno elige una pareja, lo hace porque esa persona reúne ciertas condiciones que uno espera de su media naranja. Pero si la otra persona cambia, esto puede alterar toda la ecuación.

Si, por ejemplo, el otro era una persona segura de sí misma, que brindaba al otro una sensación permanente de seguridad, y de repente se ve afectado por una enfermedad que lo debilita o se vuelve inseguro porque perdió el empleo, la relación se desequilibra.

El reto de una pareja es poder hacer frente a estos cambios. En principio, el otro tiene derecho a cambiar y es algo bastante usual en cualquier persona a lo largo de su vida. Pero para poder hacer frente a la crisis, es importante hablar con la pareja y preguntarle qué le pasa por la cabeza, cómo se siente, qué le causa alegría o tristeza.

Si la pareja está estresada por un nuevo empleo o abatida por una pérdida, el mensaje debería ser el mismo: "Tomo nota de tu cambio y quiero entenderte y apoyarte en esto que te está pasando". A su vez, es importante aceptar si, después de un acontecimiento clave, el otro necesita algo de tiempo para procesar lo sucedido. Es decir, como pareja se puede ofrecer una escucha y un apoyo, pero no se los debe forzar.

Por otra parte, cuando los integrantes de una pareja empiezan a desarrollarse en distintas direcciones, puede ser de ayuda mantener una actividad en común, como un hobby, que crea cercanía con el otro y cierta continuidad.

No hay por qué temerle a los cambios: no tienen por qué ser algo negativo. Pero si se tiene la sensación de que la pareja ya no funciona como antes, hay que preguntarse qué se espera de ella y si ésto todavía se cumple. Si no es así, es necesario hablar con el otro.

Por supuesto, no sirve de nada echarle en cara al otro que ya no es "el de antes". Es mejor hablar de lo que uno echa en falta de forma neutral. Si la situación no avanza, vale la pena preguntarse si se quiere salvar la pareja o no. Si los dos quieren continuar con la pareja, puede ser de ayuda la mediación de un tercero, como por ejemplo un terapeuta.

Las parejas que mantienen un diálogo habitualmente tienen más chances de salvar la relación que las que no hablan nunca, ya que les es más fácil hablar de temas difíciles. Por eso, es importante mantener siempre el diálogo, incluso en las buenas épocas. 

El momento de replantearse la pareja llega cuando lo negativo es mayor a lo positivo en la relación. Claro que no hay que tirar la toalla de entrada. Pero una crisis tampoco puede ser eterna.

A pesar de que estas situaciones inquietan, atravesar una etapa así puede ser algo bueno para una pareja, ya que a la larga será una experiencia que valorará positivamente y un lugar al que aferrarse para hacer frente a nuevas crisis en el futuro.

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