Abel Pintos: una noche romántica bajo la lluvia

Algo más de 30.000 personas hubo en la primera gran noche del festival Rivadavia Canta al País, donde las actuaciones de Los Huayra y de Abel Pintos fueron los números centrales y a la altura de las expectativas, sin guardarse nada, ante un público que, pese a la fuerte tormenta que precipitó sobre el predio durante buena parte del show, respondió desde abajo con la misma energía.

Se sabía, en Rivadavia iba a llover durante la noche del viernes y el pronóstico no falló, aunque eso no amedrentó a las 30.000 personas que se arrimaron por el complejo deportivo municipal, donde una larga lista de artistas locales anticipó desde temprano, la actuación ya en la madrugada de las dos grandes figuras de la noche: Los Huayra y, como cierre, un espectáculo de Abel Pintos que recorrió buena parte de su amplia discografía.

"Confío mucho en el público que me acompaña y ellos confían en mí. Cada vez que vengo a Rivadavia siento un cariño especial, como si fuese de aquí, de este pueblo", confesó Abel Pintos a las dos de la madrugada, debajo del enorme escenario equipado con siete pantallas y unos minutos antes de subir e iniciar su show con "Cómo te extraño"; desde el cielo llovía fuerte, la gente se cubría con paraguas o sillas, pero no aflojaban el entusiasmo.

En realidad, todo arrancó un rato antes, pasadas las 21 del viernes, cuando la grilla de artistas locales comenzó a desfilar sobre el escenario, para animar a la gente y así fue que pasaron conjuntos muy festejados, como Cuarto Creciente o Los Soñadores, que llevaron ritmos norteños; también hubo un homenaje póstumo a Ranchito Ligorria, un artista local muy querido y actuó la cantante Mabel Quiroga, que tiene la particularidad de haber estado presente en cada una de las 31 ediciones que ya tiene el festival.

Pero el cielo no acompañó, primero fue un viento fresco a eso de las 23 que creció poco a poco en todo el predio y luego ya sí, se vino el agua,  que precipitó desde antes de la medianoche, cuando el grupo salteño Los Huayra subía al escenario y arrancaba su presentación con Luz de amor, para seguir con temas como Zambita del musiquero y Hoy: "Es una hermosa fiesta a pesar del agua", dijo Juan Fuentes, guitarra y voz de la banda y siguió: "Queremos dedicarle el show a la gente que sufrió ese terrible accidente el año pasado", en referencia al fatal choque que en enero del año pasado se cobró en Rivadavia la vida de una mujer y tres niños que viajaban en moto, tragedia que llevó a la comuna a suspender el festival y con ello, precisamente las actuaciones en 2016 de Los Huayra y Abel Pintos.

Finalmente, minutos después de las dos de la madrugada y en medio de una tormenta que insistía de a ratos, subió Abel Pintos: "Espero que la gente disfrute el concierto, vamos a tocar canciones de todas las épocas", anticipó en la escalinata y ante una pregunta de la prensa.

Ya en escena y mostrando un claro dominio de los tiempos y del espacio sobre el escenario, el cantante fue y volvió en un amplio repertorio que incluyó grandes éxitos como “Pájaro cantor”, “Aventura”, “Oncemil” o “Que te vaya bien”.

"Gracias por contenernos, por aguantarnos y por estar ahí", dijo Pintos durante un momento del show en el que la lluvia caía con particular fuerza, sobre un público que no se movía y desafiaba a la tormenta coreando cada una de las canciones.

Fueron dos horas de show donde el artista demostró siempre la química que tiene con su público, ese feedback con la gente que solo algunos músicos alcanzan y que hacen de cada presentación un evento único y muy esperado. La larga lista de temas incluyó “Todo está en vos”, “Tiempo”, “Aquí te espero”, “Motivos” y “De solo vivir”.

Hacia el final y luego de desearle la bendición de Dios, Pintos le pidió a la gente que "vuelvan a su casa sin prisa porque la vida es hermosa y si Dios quiere, nos quedan muchos conciertos para volver a vernos". Luego vinieron los bises, ante un público que siempre pedía una más.

Para la familia

Rivadavia Canta al País es música y baile, pero también es comida y paseo en familia. A la extensa grilla de artistas que cubren cada una de las tres noches, se suman los generosos patios de comida, desde los que incluso se puede ver el show a lo lejos, mientras se cena.

También la venta de artesanías suele ser una opción, mientras se espera por el inicio del show.

Como todos los años, el festival es en el predio deportivo municipal y en esta ocasión el valor de la entrada en taquilla es de $200, con preferenciales de $400 e ingreso de menores de 10 años gratis.