A 90 años de la tragedia de Alpatacal

Dos naciones hermanas se conmocionaron  sorpresivamente  en la invernal noche  del 7 de julio de 1927 en los desolados campos de El Alpatacal (La Paz), ante la tragedia  ferroviaria producida en el lugar.

El hecho tuvo como lamentables protagonistas a dos trenes con destinos opuestos: uno, como convoy de cargas, desde Retiro (Buenos Aires), detenido en aquella estación paceña a la espera de otro, que transportaba a 269 cadetes chilenos de la Escuela Militar de Santiago, en viaje a la Capital Federal, invitados por el Gobierno nacional para asistir a los festejos de un nuevo aniversario de la independencia y la inauguración del monumento al general Bartolomé Mitre.

El transporte estaba compuesto de 16 coches, los que llevaban un preciado cargamento: sables, fusiles, bayonetas, equipos de montar, numerosos caballos, muchas provisiones, etc.

¿Error humano, fallas técnicas,  el destino impredecible en esa noche aciaga?

La cuestión es que ambos convoyes se embistieron con gran violencia provocando el saldo luctuoso de 26 muertos, numerosos heridos y cuantiosos daños materiales.

Este grave enfrentamiento  produjo un incendio de proporciones, iluminando  una dantesca  escena  sobre el desierto  arenoso  de La Paz, a 30 km. De su centro principal.

Sólo hubo 120 sobrevivientes.

Todos, sin excepción, consternados. Mientras se preparaban tareas de socorro.

Palmira, en primer lugar, envió su tren de auxilio. Obreros, grúas y herramientas para remover lo que quedó del percance y normalizar la circulación de trenes por el lugar.

No sólo cayeron cadetes chilenos, sino también obreros del riel, como Sabino Ferro, Tomás Burting, Miguel Peña, Salvador Méndez, Manuel Estevez, Cornelio Badín, Manuel Rey, Pío Ferrari, Avelino Bavio, José Guzzo, Luis Bordín y Víctor Larriondo, además del maquinista Santiago Levet, que conducía el tren detenido.

Se le dieron nombres a calles de Palmira y en otras poblaciones: Obreros Ferroviarios, Cadetes Chilenos, etc.

A la estación Alpatacal se la la denominó con ese último nombre.

Hasta placas alusivas y una estatua de bronce, "La Chilena", que en 2007 fue sustraída.

Justo es de mencionar que mi padre , Raymundo  Chacón integró el tren auxilio.

A su regreso a Palmira, trajo como valioso recuerdo, una hoja de bayoneta extraída de los restos del accidente.

Carlos C. Chacón
Historiador autodidacta 
DNI 6.887.342

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