¿Y si razonamos un poquito más en concreto?

Veo en Los Andes del 26 del corriente, en su encabezamiento y desarrollo posterior, un artículo que informa que se está produciendo un importante ingreso de productos primarios procedentes de Chile, particularmente: vino, tomate, durazno, ciruela, etc. Este ingreso de productos primarios teóricamente está sostenido en los daños climáticos sufridos en nuestra provincia. Es verdad que se han producido esos daños climáticos. Ahora bien, parecería que hay cierta miopía en quienes analizan este esquema, ya que en provincias del Norte no se han producido tales daños climáticos y ha ingresado fruta proveniente de las mismas. Particularmente en el caso del durazno, también ingresó importante cantidad producida en San Pedro, Pcia. de Buenos Aires . No sé si fueron evaluados estos aspectos; pero sí sé que he visto en importantes supermercados de la provincia, duraznos a $ 45 y $ 55 el kilo y en ferias municipales a $ 40 el kilo. Al productor, con suerte, se le ha reconocido entre $ 6 y $ 8 el kilo en planta, por supuesto que con importantes mermas en la producción.

Ignoro quiénes serán los comerciantes que se benefician con esta importación de producción primaria, pero evidentemente se llevan la parte del león. Los productores y empacadores locales tienen dificultades con exportaciones a Brasil. Cuando nosotros intentamos pasar fruta a Chile nos resulta imposible. Hasta cuando se lleva un poroto, previamente hay que dejar una declaración jurada en el SAG con riesgo de salir procesado en el supuesto de algún error. Me pregunto ¿dónde esta el equilibrio? Me pregunto ¿dónde están los funcionarios que teóricamente razonan, en nuestro país y en nuestra provincia?

Como paliativo, nuestros funcionarios se refieren a promocionar un aumento en la competitividad (expresión híbrida que nunca vemos operar). Ofrecen dar créditos blandos; me pregunto ¿cuál es la blandura? y ¿cuáles son las garantías y cómo se hace para devolverlo?

A ninguno se le ocurre hablar de bajar costos fiscales. A ninguno se le ocurre hablar de bajar costos colaterales; de bajar costos de logística, de transporte. A ninguno se le ocurre bajar el inaccesible costo laboral; etc. En otros términos, no hay una idea en ningún funcionario que vaya a significar un sacrificio para los intereses políticos que el mismo suponga representar.

Para nuestra provincia, estimo que el tiempo de los oradores inocuos tiene que llegar a su fin. Ya Ortega y Gasset, hace 50 años nos decía “argentinos, a las cosas”. Hoy, por lo menos en nuestra provincia, digamos a nuestros dirigentes “mendocinos, a las cosas”. Las aperturas de la economía no son patrimonio de liberales, neoliberales o estatistas. La dirigencia debe comprender que la apertura de la economía debe ser razonable y razonada. Es un negocio para el país o para la provincia, como cualquier otro. Las eventuales aperturas deben responder a los intereses de la comunidad que se está defendiendo. No son ideológicos.

Los que creen pensar y defender alguna ideología, que se dediquen a escribir un artículo en publicaciones periodísticas, literarias o científicas. Pero los ciudadanos, y en particular los mendocinos, necesitamos indispensablemente que alguien piense o razone el interés de la provincia. Las necesidades políticas o eventualmente judiciales, a los ciudadanos que viven de su trabajo no les interesa. Viene aquí la sustanciosa publicación hecha por el Dr. José Luis Correa en Los Andes desde la fecha, comentando el razonamiento del Sr. Trump, vinculado exclusivamente al interés de su país; después conversará.

Viene a cuento también en estas decisiones ideológicas y que navegan en esferas alejadas de la realidad, los comentarios surgidos a raíz de la designación del Dr. Valerio en la Suprema Corte de la Provincia. Es un buen ejemplo. Algunos profesionales del derecho y muchos más no profesionales del derecho, entraron a discutir la bonanza de un ministro garantista, concretamente el Dr. Palermo y algunos votos que adhieren; frente a un nuevo ministro que se lo consideraría como más severo. Quede claro que lo menciono como ejemplo y no en términos absolutos ni técnicos; repito, como ejemplo. En ambos casos, los buenos jueces, son “Juez Sin Aditamento”. Ni el juez que siempre condena es aconsejable; como así tampoco el juez generoso en sus eventuales acciones. Este concepto vale tanto para un ministro de la Corte como para el más modesto de los magistrados y personalmente creo que así intentan practicarlo todos ellos.

He puesto este ejemplo intentando llevar los razonamientos políticos de nuestros dirigentes y de nuestros opinantes al terreno del equilibrio y las realidades; pretendo que si a nuestra provincia no le conviene que ingresen duraznos, tomates o el producto que fuere, procedente de cualquier país, debemos oponernos a tales ingresos. No nos enamoremos del concepto de la democracia y que puede responder a ellos estas decisiones. La democracia se generó como lo que se entendió el sistema de gobierno menos peor. Ignoro si más adelante, con más información y mas tecnología, pueda aparecer otro que la complemente.

Entiendo que los ciudadanos “de a pie” estamos requiriendo que la dirigencia de nuestra provincia se vuelque intensamente a los intereses de la provincia. Administrar el pago de los sueldos no es gobernar.

Para ser una doble vía de Mendoza a Luján y demorar media docena de años, no es el gobierno que pretendemos, pueden seguir ejemplos. Siguiendo los términos de Ortega y Gasset y reduciéndolo modestamente, sugerimos “mendocinos, a las cosas”.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Los Andes.

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