El 28 de mayo de 1880, llegaban a Buenos Aires, a bordo del vapor Villarino, los restos del Gral. José de San Martin. Los últimos siete Granaderos de su ejército que aun vivían decidieron vestirse con sus viejos uniformes y, por iniciativa propia, fueron a caballo a recibir a su jefe.
Escoltaron el féretro hasta la Catedral y allí montaron guardia en la entrada del mausoleo durante toda la noche, sin que nadie se los pidiera, sin que casi nadie supiera. Lo hicieron para honrar a su líder, sabiendo que la historia lo pondría entre los más grandes de América
Al amanecer se despidieron y se perdieron en la historia.
Pasaron otros 23 años y el 29 de mayo de 1903 el presidente Julio Argentino Roca firmó el decreto que determinó la recreación del Regimiento de Granaderos a Caballo sobre la base del mejor regimiento de caballería de línea, usando como uniforme de parada el histórico que diseñara el Gral. San Martin; cuatro años más tarde el presidente Figueroa Alcorta lo designa Escolta Presidencial.
Desde entonces cada mañana puede verse a un grupo de 7 granaderos marchar desde la casa de gobierno a la catedral, donde dos de ellos quedan montando guardia a la entrada del mausoleo del Gral. San Martin. Cada dos horas regresan los otros cinco y se efectúa el cambio de guardia, hasta el final del día en que los 7 regresan a la Casa Rosada