¡No nos maten el folclore!

Sólo los verdaderos hinchas pueden salvar al fútbol del lodazal en que lo han metido.

¡No nos maten el folclore!
¡No nos maten el folclore!

Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar

Si uno camina por Las Heras en estas horas no puede ser ajeno al clima que ha generado el partido del miércoles en San Juan, donde Huracán se enfrentará a Boca con la posibilidad de dar el batacazo más grande de su carrera. Se habla de que cerca de 10.000 lasherinos ya tienen su ticket para ese encuentro y hasta se han vendido las camisetas que los jugadores usarán ese día.

Algo similar pasa en Fray Luis Beltrán y Rodeo del Medio. Es que hoy se jugará el clásico barrial por la Liga Mendocina de Fútbol y para los habitantes de esa zona se trata de un hecho que hace olvidar a cualquier otro.

Cómo contrapartida, el fútbol argentino vivió una semana muy convulsionada. Mostró todas sus miserias y dejó al descubierto que el discurso nada tiene que ver con la realidad. Casi como nos pasa con la política. Una justa radiografía de nuestra sociedad.
Por eso, ya a nadie le sorprende lo que pasa y nos vamos acostumbrando a que todo vale en esta lucha por quedarse con el poder, en todos los ámbitos.

En una sociedad en la que los candidatos a presidente apelan a la discriminación (Randazzo se burló de Scioli y su amputación de un brazo), nadie puede pretender que en el resto de los ámbitos se comporten de otra manera.

“En el mismo lodo, todos manoseados”, decía Enrique Discépolo en el tango Cambalache, y cuánta razón tenía. Estamos cansados de escuchar que el futbolista es lo más noble que tiene el deporte. Una falacia. Los jugadores sólo piensan en su bolsillo, en un negocio que se los ha devorado.

Hoy ya no hay vuelta atrás. Quedó demostrado que la solidaridad es sólo una linda palabra que sólo sirve a la hora de hacer declaraciones, pero que nadie la tiene internalizada.

Los jugadores de Boca, queriendo jugar el partido a como diera lugar, más allá de que tenían a sus colegas quemados a pocos metros, y los futbolistas de River sacándose una foto en el camarín una vez que se conoció el fallo; Arruabarrena hablando de falta de valores.

Todas situaciones que sólo alimentan el ego o el enojo de esos energúmenos que van a las canchas a desahogarse y prefieren la violencia por sobre el juego.

En el medio, Sergio Berni (secretario de Seguridad de la Nación) habla de que la AFA es un ente corrupto y que hay que intervenirla para que no se roben la plata. Lo que nadie recuerda es que la plata de la que habla Berni es la de todos nosotros, la que llega desde el programa Fútbol Para Todos.

Pero como el fútbol es un negocio que sirve para fines electorales, rápidamente desde el gobierno nacional salieron a desactivar la bomba. “No hay ninguna posibilidad de que la AFA sea intervenida”, dijo Aníbal Fernández.

El mensaje es claro: se estaban robando nuestro dinero, pero a nadie parece interesarle porque el show debe continuar.

Por eso, también pasaron desapercibidas las denuncias del presidente de Boca, Daniel Angelici, diciendo que la AFA no es la que toma las decisiones, sino que lo hace el Gobierno Nacional. A lo que, el presidente de AFA, Luis Segura, contestó que todo lo que está mal ahora lo estaba hace 15 días, y con eso entierra el tema.

En el medio de todas estas situaciones, gracias a Dios, todavía quedan los verdaderos hinchas, esos que siguen sufriendo con la suerte de su equipo. Aquellos románticos que hacen apuestas con sus amigos porque todavía piensan que los partidos se ganan en las canchas y no en los escritorios. Que el negocio no se mete en los destinos del deporte.

Esos hinchas que juntan las monedas para poder pagar su entrada. Son los mismos que inflan el pecho cuando van por las calles con las carísimas camisetas de sus clubes.

Esa gente es la única que puede llegar a salvar de la muerte al deporte que los argentinos, no casualmente, elegimos como referente de la argentinidad.

Ojalá nunca abran los ojos ni se metan en el negocio. ¡Que viva el folclore!

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