“Impacta mucho la ausencia de adultos a la hora de poner límites”

Hay algunos “no” que son de cuidado para los hijos y absolutamente necesarios desde que son pequeños.

¿Qué pasa cuando crecen y se transforman en adolescentes que también requieren límites? Acá aparece un problema que no tiene que ver con los hijos, sino con los adultos. Muchos de ellos (sin intención) terminan por ignorar, o no estar al tanto, de la vida de sus chicos. Incluso la comparan con la de ellos aludiendo a la famosa frase: “todos fuimos jóvenes”.

Entonces muchas veces los adolescentes terminan por creer e incorporar la idea (al igual que muchos adultos) de que no hay diversión sin alcohol, o que para soltarse necesitan de esa ‘previa’, de lo contrario no la pasan bien.

Eso no es así, y como padres tenemos la tarea de internalizar en los hijos el diálogo franco, los consejos y también los límites.

Si bien no se trata de vivir prohibiéndoles todo, sí se vincula con hacerles ver lo que sucede con el alcohol y los excesos cuando pierden el control de lo que hacen, y no son dueños de sus actos. Si bien los adolescentes se enojan cuando consideran que no respetamos sus decisiones, es preciso saber decirles que no.

Hay que planteárselos desde la libertad que implica que nada les nuble el juicio, que sean ellos mismos y tomen buenas decisiones cada vez que salen.

Me impacta mucho la ausencia de adultos a la hora de poner límites. Me sorprende cómo, ante la juntada en casa de los hijos, los padres tienden a dejarlos solos e irse, para no molestar. No se trata de estar mezclados con ellos, pero sí estar en la casa; presentes con ellos. ¿Es antipática la tarea? Sí, pero necesaria; ya que los adultos confunden autoridad con autoritarismo, cuando lo primero implica ayudarlos a crecer como una manera de protección.

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