“Hambre de poder”: el rey de la comida rápida

La película que protagoniza Michael Keaton bucea en la vida de Ray Kroc, el empresario que en los años 50 se quedó con la firma McDonalds.

El gran imperio de la hamburguesa que es hoy la empresa McDonald's es también uno de los símbolos claves del capitalismo moderno, cuya historia arrancó a principios de los años 50 cuando un pequeño empresario de Illinois, Ray Kroc, decidió quedarse con la firma que pertenecía a los hermanos Mac y Dick McDonald.

Ambicioso y despiadado como pocos, Kroc no tardó en darse cuenta de que la enorme demanda y la rapidez en el servicio de la hamburguesería podía dar para mucho más e hizo lo posible para ganarse la confianza de los hermanos.

Con el tiempo, Kroc iniciará sus sutiles maniobras para quedarse con el control total de la compañía, al punto de que los hermanos McDonald se verán obligados a sacar su nombre del restaurante original y Ray abre una nueva franquicia McDonald's directamente al otro lado de la calle del restaurante original para finalmente poner a los hermanos McDonald fuera del negocio.

La película "Hambre de poder" ("The Founder", en el original) que se estrena hoy entre nosotros, se cierra en 1970 con Kroc preparando un discurso en el que se alaba por su éxito en su gigantesca mansión con su nueva esposa, Joan, interpretada por Laura Dern.
Un epílogo revela que a los hermanos McDonald nunca se les pagaron sus regalías.

Esta historia, que de algún modo desnuda la voraz y traicionera esencia del capitalismo, fue realizada por John Lee Hancock ("El sueño de Walt", de 2012) no precisamente con esa intención, sino con la idea de mostrar cómo la perseverancia, el trabajo duro y la determinación pueden llevar al triunfo a cualquiera que se lo proponga, que es lo que se conoce como "el sueño americano" y que un país como Estados Unidos ha sabido vender adecuadamente a todo el mundo como si se tratara de hamburguesas.

Sea como fuere, el personaje que interpreta Michael Keaton tiene también algunos matices y, más allá de querer hacer dinero a toda costa, se lo muestra como un personaje ambiguo, buen esposo y padre de familia.

El mismo Hancock ha dicho que su intención “no fue retratar a un villano, sino a un personaje con contradicciones que tuvo amigos”, aunque el mismo director reconoce que la mayoría de quienes lo conocieron afirmaban que “me caía bien, pero era un cretino”.

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