Los centros históricos en el osasis norte de Mendoza: dinámicas y particularidades

Diversos términos se han utilizado para definir a los centros históricos (en adelante CH). A pesar de que es un concepto que ha ido evolucionado y ampliando su escala de abordaje, generalmente se lo asocia con áreas específicas de grandes ciudades que, según la especialista Marina Waisman, engloban un conjunto importante de edificaciones de valor y monumentos históricos dentro de un tejido urbano homogéneo.

CH de San Roque, Maipú. Calle Lamadrid, inmediaciones de la plaza distrital. Fuente. Arq. Paula Martedí
CH de San Roque, Maipú. Calle Lamadrid, inmediaciones de la plaza distrital. Fuente. Arq. Paula Martedí

En América Latina, encontramos grandes CH inscriptos en la Lista del Patrimonio Mundial, vinculados a extensas áreas urbanas; como el de Salvador de Bahía en Brasil; en Perú, los de Lima y Cusco y en Uruguay, el Barrio Histórico de la Ciudad de Colonia del Sacramento, entre otros.

Una característica común de los CH es justamente la condición de centralidad, la cual a menudo se ve desdibujada por los procesos de urbanización que ocurren en las grandes ciudades, afectando la accesibilidad a los centros y su articulación con el resto de la ciudad. Algunos especialistas destacan que, además de los efectos generales de la urbanización, los CH también pierden su condición de centralidad debido a políticas territoriales erróneas, especialmente aquellas que promueven el desarrollo a expensas del pasado, incrementando los costos del suelo y fomentando procesos de gentrificación.

En el caso de los CH situados en los distintos del Oasis Norte de Mendoza, es posible encontrar sectores o sitios de encuentro de la población y que se constituyen como el centro de estos poblados, aunque no destaquen edificios imponentes como en las áreas urbanas. En cambio, pueden existir construcciones de importancia simbólica para las comunidades, dispuestas en un tejido que refleja una trama irregular, propia de la configuración histórica de zonas rurales.

En algunos de esos parajes ha sido evidente, desde hace algunos años, la pérdida de extensas áreas de viñedos y tierra fértil para el cultivo debido a la urbanización. Un ejemplo claro es Chacras de Coria, en el departamento de Luján de Cuyo. Este distrito ha experimentado una transformación significativa debido a diversas formas de urbanización, que han alterado la estructura y la conformación histórica del centro y sus alrededores, generando problemas como una gran congestión en su acceso, la densificación acelerada a través de emprendimientos que no respetan las regulaciones del Código de Edificación y la demolición de construcciones antiguas por falta de reconocimiento y protección. Asimismo, recientemente se ha registrado la tala masiva de árboles centenarios en algunos puntos del distrito, para dar paso a proyectos privados.

CH de Chacras de Coria. Fuente Arq. Paula Martedi
CH de Chacras de Coria. Fuente Arq. Paula Martedi

Otros CH, no han sido afectados aún de manera masiva por el avance urbano acelerado, lo que le ha permitido preservar en mayor medida su identidad rural y las características agrícolas distintivas de su paisaje cultural. Un ejemplo de esto es el distrito de San Roque, en el departamento de Maipú. Aunque su CH ha conservado su configuración histórica, el territorio enfrenta procesos de abandono de tierras que coexisten con algunas pocas urbanizaciones. Actualmente, este distrito sufre especialmente la escasez de mano de obra dispuesta a trabajar en tierras productivas, afectando directamente a la preservación del legado agrícola. La falta de recambio generacional de los productores conlleva a la pérdida de tradiciones, prácticas, conocimientos y saberes transmitidos de generación en generación.

El denominador común en ambos tipos de CH, además de su origen rural, es que el patrimonio local en general y puntualmente el patrimonio construido se ven afectados por la falta de mantenimiento, de su reconocimiento oficial y de su inclusión en políticas públicas de alcance territorial y cultural que posibiliten la gestión y conservación de los bienes culturales con relación al desarrollo de sus territorios.

La escala local es de vital importancia a la hora de su incorporación como recurso valioso, tanto en circuitos turístico- culturales, o como objeto de políticas públicas de promoción y salvaguarda. El reconocimiento de aspectos naturales y culturales, útiles para la planificación de los usos del suelo en sintonía con la realidad histórica y actual de los territorios, permitirá enriquecer las leyes vigentes, ya que sus alcances son bastante generales y se aplican de la misma manera en todos los territorios sin considerar sus características históricas ni sus dinámicas actuales.

Definitivamente, aunque estos CH no estén ubicados en grandes zonas urbanas, ni cuenten con edificaciones de gran escala, albergan bienes que representan un patrimonio local con un profundo significado para las comunidades que los integran. Por lo tanto, son recursos que requieren ser gestionados como una parte fundamental de la planificación del territorio y a su vez, propiciar que la población local, sea parte de ese proceso para su eventual protección y puesta en valor.

*La autora pertenece al Grupo Historia y Conservación Patrimonial (INCIHUSA-CONICET)

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