Las oficinas son entornos de trabajo modernos, con sus lógicas y sus formas de recibir y adaptar al cuerpo, nunca fueron planeados como espacios de salud, y sus consecuencias son cada vez más evidentes: contracturas musculares, dolores de cabeza, problemas en las extremidades, tendinitis, síndrome de burn out, estrés crónico, malos hábitos alimenticios, un combo de consecuencias para la salud con origen en los ritmos de vida en las oficinas.
Este entorno de trabajo, el más popular de las últimas décadas, puede ser motivo de exhaustivos exámenes sociológicos y antropológicos, dando ricos resultados para desarrollar planes de salud preventiva; pero sin profundizar en el análisis de las causas sociales, las empresas ya están notando (desde hace algunos años) las consecuencias de estos nocivos espacios para sus empleados (y para rendimiento), y promueven horas y zonas destinadas a actividades saludables.